El aborto
Sue Bohlin
Sue Bohlin es un conferencista asociado en Probe Ministries. Cursó en University of Illinois y ha sido una profesora de la Biblia y conferencista cristiana por más de 25 años. Además de ser una calígrafa profesional, también mantiene el sitio de Probe en Internet. Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org
Por qué es un tema tan volátil el aborto
El aborto es uno de los temas más divisivos y polémicos de nuestro tiempo. La gente suele tener posiciones firmes acerca del aborto. No es una cuestión social de simples preferencias, sino un asunto de vida y muerte.
El aborto pone en evidencia el conflicto entre dos cosmovisiones divergentes. El punto de vista humanista dice: "El hombre es la norma más alta existente. No tenemos que responder ante nadie, así que hagamos lo que nos parezca bien." El punto de vista cristiano dice: "Respondemos ante Dios, y Él nos ha ordenado no matar. Siempre debemos someter nuestros deseos y nuestras preferencias a la autoridad de su Palabra."
Yo creo que la verdadera razón por la que vemos un compromiso tan emocional y tenaz con la disponibilidad del aborto es aún más profunda que el tema del aborto: la gente quiere tener la libertad sexual sin las consecuencias.
Nuestra cultura tiene un programa definido que apoya todas las expresiones sexuales posibles. Cuesta encontrar una película, un programa de televisión exitoso o una canción popular que no respalde esta visión del sexo. Cuando la directora del Centro de Crisis de Embarazos (Chrisis Pregnancy Center - CPC) de Dallas ofreció a un distrito escolar hacer una presentación en apoyo de la abstinencia hasta el matrimonio, fue rechazada. La presentación de ellos incluía dispositivos anticonceptivos, y no podían dejar que ella hablara del autocontrol un día si al día siguiente iban a venderles a los chicos el concepto de los preservativos.
Como sociedad, somos sorprendentemente esquizofrénicos acerca de este tipo de cosas. Mi hijo, que nació en 1982, es un integrante de facto de lo que están llamando la "Clase sin Humo de 2000." A nadie se le mueve un pelo ante este objetivo nacional meritorio de lograr que se gradúe toda una clase de no fumadores, pero la gente se ríe burlonamente ante la idea de que los chicos no tengan relaciones sexuales. ¿Qué es más fácil de conseguir, una pareja sexual o un cigarrillo?
Los adolescentes están cada vez más abiertos al hecho que están teniendo relaciones sexuales, y esto refleja las costumbres sexuales que ven en las películas, la televisión y la música. Toda la sociedad se está relajando al punto que las personas que han escogido mantenerse castas son ridiculizadas abiertamente en Geraldo; la decisión de Doogie Howser, un héroe de televisión y modelo para los jóvenes, de perder su virginidad es alabada como "sexo responsable," y una pareja que no convive antes del matrimonio recibe la pregunta: "¿Por qué no?"
La civilización occidental ha estado recorriendo este camino por mucho tiempo. Con la aparición del humanismo durante el Renacimiento, las sociedades comenzaron a alejarse de las leyes y de los caminos de Dios. El Iluminismo trajo la adoración virtual de la naturaleza. Una vez que la naturaleza-y no Dios-se convirtió en la norma para la moralidad, la gente comenzó a creer que, dado que los humanos eran simplemente un producto de la naturaleza, todo lo que hicieran sería normal, y aun bueno. El sexo es natural, es poderoso, así que la consecuencia lógica fue que la expresión sexual fue considerada como una parte natural y normal de toda la existencia humana en todas las circunstancias, en el mismo nivel que comer y dormir.
No es ninguna coincidencia que los dos temas más candentes de nuestro día sean el aborto y la homosexualidad, ya que en ambos subyace una insistencia en la libertad sexual mientras se le da la espalda a Dios y a sus leyes.
Teniendo en cuenta el ambiente sexualmente cargado en el cual vivimos, no es sorprendente que tantas personas estén teniendo relaciones sexuales fuera del matrimonio y embarazándose. Así que el aborto es considerado como una goma de borrar, una forma de librarse de las consecuencias de su actividad sexual. Por supuesto, siempre hay excepciones; hay embarazos como consecuencia del incesto y la violación. Algunas mujeres quedan embarazadas por el pecado de otra persona. Pero, ¿acaso esto hace que sea correcto matar al bebé que ha sido concebido?
El punto de vista de la Biblia acerca de los bebés no nacidos
Históricamente, una de las principales razones de los abortos fue ocultar la evidencia de la actividad sexual. Uno de los padres de la iglesia primitiva, Clemente de Alejandría, sostenía que "quienes usan remedios abortivos para ocultar su fornicación provocan no sólo el asesinato indiscutible del feto, sino de toda la raza humana también."
A los defensores de la posición "Pro-Choice" (a favor de la elección, o pro-elección) no les gusta el uso de la palabra "asesinato." Sostienen que nadie sabe realmente cuándo comienza la vida humana, y prefieren creer que la existencia de una persona en la concepción es un dogma religioso y, por lo tanto, no válido. Es ciertamente una vida humana la que se forma en la concepción. El cigoto contiene 46 cromosomas, aportados por partes iguales por cada padre, en una configuración única que nunca existió antes ni jamás existirá después. No es una vida vegetal ni una vida animal, ni es tampoco un simple tejido, como un tumor. Desde el momento de la concepción, la nueva vida es genéticamente diferente de su madre, y no es parte de su cuerpo, como sus amígdalas o su apéndice. Este nuevo ser humano es un individuo aparte que vive dentro de la madre.
La Biblia no aborda específicamente el tema del aborto, tal vez porque está cubierto por el mandamiento: "No matarás" (Ex. 20:13). Pero sí da una perspectiva de cómo ve Dios a los bebés no nacidos. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea para los no nacidos (yeled) es la misma palabra usada para niños pequeños. El idioma hebreo no tenía ni necesitaba una palabra aparte para los bebés antes de nacer. Todos los niños eran niños, independientemente de si vivían adentro o afuera del vientre. En el Nuevo Testamento, se usa la misma palabra para describir a Juan el Bautista, cuando aún no había nacido, y al bebé que ya había nacido, Jesús. El proceso del nacimiento no hace ninguna diferencia en cuanto al valor o la posición del bebé en la Biblia.
Encontramos una perspectiva maravillosa de la participación íntima de Dios en el desarrollo y la vida de bebé antes de nacer en Salmos 139:13-16:
Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.
Todas las personas, independientemente de las circunstancias de su concepción, o si son sanos o están discapacitados, han sido hechas con los dedos de Dios. Él ha planeado todos los días del niño no nacido antes que haya transcurrido uno solo de ellos.
A veces, oímos un argumento Pro-elección que dice que la Biblia no asigna el mismo valor a la vida de los bebés no nacidos que a los niños, y citan un pasaje del Antiguo Testamento sobre la ley sobre daños personales. Éxodo 21:22-25 indica dos castigos en caso de golpear a una mujer embarazada durante una riña. El primer castigo era una multa, y hay quienes deducen de esto que un niño no nacido no tiene el mismo valor que un niño que ha nacido. Pero ese castigo era para una situación donde no había ocurrido nada serio. Si había una herida seria, el ofensor era castigado severamente con la misma herida que había causado. Si la madre o el niño moría, el ofensor debía ser muerto. Esto muestra en realidad muy elocuentemente cuán valioso consideraba Dios tanto a la madre como al bebé no nacido.
Síndrome post-aborto
Después de tener un aborto, muchas mujeres tienen una sensación de alivio por haber evitado la tensión y la responsabilidad de un embarazo y un bebé, pero con el tiempo los abortos causan serios daños emocionales a millones de mujeres.
La Asociación Psiquiátrica Americana ha identificado al aborto como uno de los factores estresantes que pueden detonar el trastorno de estrés post-traumático (post-traumatic stress disorder - PTSD). Muchos de nosotros asociamos el PTSD con los veteranos de Vietnam que sufren los efectos de la guerra, pero el síndrome post-aborto es una forma de PTSD que afecta a las mujeres que han tenido abortos.
La muerte de un niño es uno de los mayores puntos de estrés que una persona puede experimentar en la vida. El síndrome post-aborto es el estrés emocional por no hacer el duelo, no permitirse sentir el dolor y el sufrimiento que forma parte de esa pérdida. Para ser emocionalmente sanos, todos tenemos que hacer el duelo por nuestras pérdidas; pero ¿qué hacemos cuando la sociedad nos dice que no hay nada por lo cual hacer el duelo? Si una persona no reconoce su necesidad de hacer el duelo por su bebé, o si no permite que ocurra, ese dolor emocional tiene que ir a algún lado. Frecuentemente, luego del aborto de una mujer, pasa a lo que un consejero de CPC describió como "modo autodestructivo:" se embaraza nuevamente, tiene un amorío, se autocastiga y en general demuestra todas las variaciones que puede tener una depresión severa.
Según el nivel de estrés de una persona, el síndrome post-aborto puede aparecer dentro de semanas o meses después del aborto, o puede tener una reacción demorada ante él, típicamente siete a ocho años después. Las mujeres que experimentan el síndrome post-aborto suelen tener una sensación de culpa confusa y abrumadora. Un estudio indicó que el 92 por ciento de las mujeres que han tenido un aborto sienten culpa. Una mujer, que ahora participa en un grupo de sanidad post-aborto dijo que después de su aborto estaba obsesionada por el recuerdo. Escuchaba una vocecita en su cabeza: "Aborto, aborto; eres una persona terrible, espantosa." Para muchas mujeres, la culpa y la vergüenza se expresan a través de una ira profunda-hacia los médicos y los consejeros sobre aborto por dañarla a ella y a su bebé, hacia su esposo, su novio, o sus padres por presionarla a hacerse un aborto, y hacia sí misma por embarazarse y tener el aborto.
Muchas mujeres que tratan con los efectos del aborto dedican mucha energía emocional a negar la muerte y a negar que lo que hicieron estuviera mal. Una mujer usa la negación para evitar enfrentarse con el hecho que su hijo fue muerto y ella permitió que sucediera. Una joven rogó a mi hermana que no la dejara sola el día que iba tener un aborto. Esta joven dolorida trató de contener sus sentimientos contando chistes sobre bebés muertos toda la tarde.
El aborto no es una goma de borrar para borrar un error o una molestia. Tiene más de una víctima; las mujeres, tanto como sus bebés, son las víctimas de los abortos. Es esencial que una mujer haga el duelo por su bebé y enfrente su papel en la muerte del bebé; de hecho, las mujeres que se permiten hacer el duelo y entienden su necesidad de hacer el duelo probablemente no experimenten el síndrome post-aborto. Pero aún más esencial es que las mujeres que hayan tenido abortos acepten que realmente ha habido una muerte, que el aborto es un pecado, y que la muerte del Señor Jesucristo ha cubierto todos los males que hayan hecho alguna vez. Ningún pecado-ni siquiera el aborto-es mayor que el poder de su sangre, y Él ofrece el perdón y la purificación total a todos quienes quieran acudir a Él en fe.
La historia de los Sawyer
Steve y Tessie Sawyer nunca olvidarán la fiesta de Halloween de 1990. Tessie tenía un embarazo de cuatro meses, y su médico había sugerido: "Tess, tienes 35 años; hagamos una prueba neurológica al bebé. Es un simple análisis de sangre." Seguro, Tessie no tenía problemas...hasta el día antes de Halloween, cuando llegaron los resultados del análisis.
El análisis de alfa-fetoproteína indicaba que su recuento de glóbulos era sumamente bajo. El valor normal era 450, y ella tenía 120. Este análisis tiene tres partes, y la parte que dio un resultado tan anormal era para ver si existía un síndrome de Down. Ni Steve ni Tessie estaban preparados de ninguna forma para la noticia tremenda de que su bebé podría tener algo terriblemente malo.
Este bebé vino de sorpresa para los Sawyer, quienes ya tenían dos niños muy activos, y no estaban esperando tener más. Pero, siendo creyentes, sabían que tenían que tener en cuenta el sentido de humor y los tiempos de Dios.
Más tarde, hicieron otro análisis de alfa-fetoproteína. En esperanza contra esperanza, esperaron ansiosamente que llegaran los resultados a Dallas desde el laboratorio en Santa Fe. Pero el segundo resultado fue tan anormal como el primero. El médico informó a Steve y Tessie de su opción de abortar al bebé, ya que había una indicación casi cierta de que sería discapacitado. Pero eso nunca fue una opción para ellos. Los médicos quisieron hacerle una amniocentesis a Tess, pero también se rehusaron a hacerlo.
A esta altura, los amigos de los Sawyer tenían dos perspectivas diferentes. Sus amigos de la iglesia eran tremendamente solidarios, tanto emocionalmente como en oración. Sus amigos fuera de la iglesia les preguntaban: "¿Por qué no se hacen una amnio?" Steve y Tessie estaban encantados, en medio de su temor, por poder compartir su fe en que Dios era quien estaba en control: "No importa cuáles pudieran ser los resultados del análisis. No vamos a abortar a este bebé. Hay un riesgo de perder el bebé o de un parto prematuro con una amniocentesis, y realmente no queremos tener cinco meses de tranquilidad mental a cambio de la vida de nuestro bebé."
A los siete meses, el médico hizo un sonograma especial y extensivo para medir el fémur del bebé. Los bebés con síndrome de Down tienen miembros más largos que los normales, pero el médico no podía ver nada inusual en los huesos del bebé. Y tampoco podía ver la cara del bebé. La espera, y la intriga, siguieron dos meses más.
Tessie tenía una cesárea programada. Mientras la preparaban para la cirugía, se dio cuenta que en cuestión de instantes sus vidas cambiarían para siempre. Ese tipo de temor se siente como una pelota de hielo fría y dura en el estómago. Pero Steve y Tessie estaban confiando en Dios, sin importar lo que sucediera, creyendo en su amor por ellos y por su bebé, creyendo que Él aún estaba en control.
El médico realizó el parto de Luke Clay Sawyer y se los entregó. "Parece perfectamente normal," dijo cautelosamente. Pero a veces el síndrome de Down lleva un tiempo antes de manifestarse, y durante las siguientes 24 horas se le hicieron varios análisis a Luke. Y me alegro de decir que hoy es absolutamente y positivamente el niño más sano, robusto y listo que alguien haya visto jamás.
Toda la sabiduría convencional del mundo estaba diciéndoles a Steve y Tessie: "Su bebé probablemente no sea normal. Deberían considerar seriamente un aborto." ¡Pero están contentos por no haberlo hecho! Necesitamos saber que los resultados de los análisis pueden ser incorrectos a veces. Nadie sabe por qué el análisis de alfa-fetoproteína volvió con valores tan funestos con un bebé tan sano. ¿Cuántos otros bebés sanos están siendo abortados después que los padres reciben resultados de análisis engañosos o simplemente erróneos?
Niños discapacitados
Los Sawyer tuvieron un final muy feliz para su historia, pero a veces los análisis dicen la verdad y los bebés realmente están enfermos o discapacitados. Sin duda, criar a un niño discapacitado es doloroso y duro. ¿Alguna vez está bien abortar a un niño cuya vida será menos que perfecta?
Tenemos que preguntarnos: ¿merece morir el niño sólo por su discapacidad o su enfermedad? La vida es dura, tanto para la persona discapacitada como para sus padres. Pero es significativo que ninguna organización de padres de niños retardados mentalmente haya respaldado alguna vez el aborto.
Hay personas que creen honestamente que es mejor abortar a un niño discapacitado antes que dejarlo experimentar la vida difícil que le espera. El Dr. Everett Koop, ex Cirujano General de Estados Unidos, ha realizado miles de cirugías pediátricas a niños discapacitados. Él comenta que la discapacidad y la infelicidad no van de la mano necesariamente. Algunos de los niños más infelices que ha conocido tenían plenas facultades mentales y físicas, y algunos de los chicos más felices han sobrellevado cargas muy difíciles. La vida es mucho más dura para las personas discapacitadas, pero puedo decirles personalmente que tiene su lado precioso también. Yo he vivido la mayor parte de mi vida con una discapacidad física, pero esto no me ha impedido experimentar un tremendo gozo por vivir la vida con el máximo de las capacidades que sí tengo. Puedo regocijarme honestamente en mi cuerpo roto porque es ese mismo carácter roto y débil que hace que sea más fácil que otros vean el poder y la gloria de mi Señor en mí, porque su poder se perfecciona en la debilidad.
A menudo, los padres abortan a niños con defectos porque no quieren enfrentar el sufrimiento y el dolor que seguramente acompañan el cuidado de un individuo discapacitado. Al abortar al niño, creen que están abortando el problema. Pero, como dijimos antes, no hay forma de evitar las consecuencias del aborto: la necesidad de hacer el duelo, la culpa, la ira, la depresión.
¿Y qué pasa si el bebé va a morir de todas formas? Los bebés anencefálicos, los bebés que nacen sin cerebro, no tienen ninguna esperanza de vivir por mucho tiempo. Creo que tenemos que ver el cuadro más grande, un cuadro que incluye a Dios y sus propósitos para nuestras vidas. Cuando ocurre una tragedia como ésta, podemos saber que sólo está ocurriendo porque Él tiene una razón detrás de ella. La voluntad de Dios para nosotros no es que vivamos vidas fáciles, sino que seamos transformados en la imagen de Jesús. Él quiere que seamos santos, no cómodos. El dolor de las circunstancias difíciles a menudo es la forma que Él escoge para hacer que crezca la piedad en nosotros y en las vidas de quienes son tocados por la tragedia de la discapacidad de un niño. Cuando es una cuestión de vida y muerte-como ocurre con el aborto-nuestro lugar no está en evitar el dolor.
Mi esposo y yo sabemos lo que significa enterrar a un bebé que sólo vivió nueve días. Vimos cómo Dios usó la situación para atraer a las personas hacia Él y para enseñar y fortalecer a muchas personas más allá de nuestra familia inmediata. A pesar del tremendo dolor de ese momento, ahora que he visto cómo Dios lo usó para glorificarse, lo pasaría nuevamente.
No todos los abortos son realizados por conveniencia. Algunos se realizan en casos muy duros, como niños discapacitados o como resultado de una violación o un incesto. Pero, nuevamente, necesitamos retroceder y ver las cosas desde una perspectiva eterna. Dios es quien da la vida, y sólo Él tiene el derecho de quitarla. Toda persona, nacida o aún no nacida, es un alma preciosa hecha por Dios a su imagen. Cada vida es un encargo de Dios que tenemos que celebrar y proteger.
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